Debe
hacerse en un lugar en que no seamos observados por nadie.
Consiste
en prestar atención a los movimientos de los pies al caminar.
Se debe
percibir cuando el pie derecho se levanta del suelo, cuando va en el aire,
cuando comienza a tocar el suelo y cuando se asienta firmemente en la tierra.
Seguir con el pie izquierdo.
Debe
hacerse lentamente para poder seguir con la atención todo el proceso.
Para
favorecer la concentración se puede decir mentalmente: "levantando”... “en
el aire"... “pisando”... “firme", etc.
Coloca un
cirio (vela) encendido en una pequeña mesita, de modo que quede a una altura
que te sea cómoda, casi al nivel de tu vista. Siéntate en tu postura preferida
de meditación, y relaja tu cuerpo mediante la respiración.
Luego observa suave
y detenidamente cada parte, cada región de la vela, observa los detalles de la
llama, los colores, el brillo, su movimiento.
Recorre con la vista toda la vela
fijándote muy bien en todos los detalles posibles, textura, sombras, colores,
humo, etc. Todo esto sin pestañear, o haciéndolo lo menos posible.
No deberás
pensar en la vela, ni en su función y utilidad, solo observarla con atención
plena, con vista apacible.
Cuando se cansen
tus ojos y comiencen a salir lágrimas de ellos, entonces, ciérralos y
reconstruye la imagen de la vela enfrente de tu entrecejo, o simplemente
enfrente de ti.
Visualízala con el mayor detalle posible, y comienza a
recorrerla una y otra vez con tu vista mental, tal como lo hacías con la vista
física.
Si la imagen se te empieza a desvanecer abre los ojos nuevamente, y
comienza el proceso de nuevo