Reciban
un fraternal saludo de nuestra parte.
Luego
de un largo tiempo sin colocar nuevo texto en el blog, nos hemos visto en la
obligación moral de escribir sobre este tema tan difícil y de lamentable
actualidad.
Las
crisis, en general son situaciones muy comunes en la vida cotidiana. Las hay de
distintos colores y sabores, y de diferentes grados de gravedad, desde leves y
"normales", hasta devastadoramente destructivas.
Si
se estudia minuciosamente la historia de las distintas instituciones religiosas
que han estado presentes a lo largo del devenir de las distintas
civilizaciones, se ve claramente, tal como nos lo enseñó el VM Samael Aun Weor,
que todas pasan por las etapas de la misma evolución humana: Nacen, crecen,
maduran, degeneran... y mueren, es decir, desaparecen.
Solo
en contadas ocasiones, algunas de estas instituciones se han mantenido por
siglos, debido en parte al rigor del sistema que establecen como estructura de
soporte, y en parte debido a la ignorancia y a los temores muy humanos infundidos
en los fieles, a ser expulsados, o caer fuera de la "gracia" de su
institución y quedar en la terrible orfandad espiritual.
Podemos
apreciar, casi sin mucho esfuerzo, las terribles situaciones por las que ha
pasado, y está pasando la iglesia católica, por citar un ejemplo, ya que otras
tantas denominaciones, de occidente como de oriente, están pasando por lo
mismo.
Pero
también, y aún más notorio debido a su naturaleza, pasan grandes y más rápidas
crisis las instituciones de corte esotérico.
Y al
final de todo, desaparecen los fundadores, se pierde la fidelidad doctrinal, se
olvidan los principios fundamentales... y vienen las crisis.
Empiezan
por ser pequeñas y luego se vuelven insostenibles.
Y
allí aparecen entonces los "inventores", o mejor dijéramos los
improvisadores, que, ante una crisis causada por su propia negligencia, su
"visión muy personal" de la doctrina, y su falta de una correcta y
fiel gerencia institucional de algo que no es suyo, si no de los Avataras y
Maestros que trajeron la Enseñanza, pasan entonces a "reinventar" la
rueda, a "renovar" el sistema.
Y
como los que se quedaron no están despiertos, esos inventos y esfuerzos
estériles acaban por destruir aún más rápido lo que aún queda o quedaba de esas
instituciones.
Pero
este artículo de hoy no es para resaltar lo obvio, si no para tratar de
analizar, como su título indica, el por qué se producen estas funestas crisis.
Lo
primero que le puede venir a la mente a cualquiera que esté en la corriente
gnóstica es que el causante de todo es el EGO. Y… si, al final tienen razón,
pero se estaría pecando de mucha generalización, o extremada síntesis. Hacer
eso no resuelve el problema de comprender de forma medular el tema.
Por
eso el Maestro nos enseñó, de manera reiterada que debemos analizar antes de
sintetizar. Y comprender en, y a través, del proceso.
Así
que vamos a analizar el asunto hasta donde nuestras limitadas habilidades nos
lo permitan:
¡Pero…
Alto!
Luego
de pensar, reflexionar y meditar sobre el asunto, decidimos cambiar el enfoque
de este artículo.
¿Por
qué? Por un motivo muy poderoso… la obra y misión de los Maestros debe ser
preservada y protegida a como dé lugar.
No
queremos que este artículo, en lugar de verse como una crítica constructiva,
sea usado como un arma destructiva por aquellos que no entienden bien
lo que en el trasfondo está sucediendo.
De todas
maneras, mientras el EGO exista las crisis son inevitables.
El
Maestro Samael nos dijo hace tiempo que “las masas no cambian si no cambia el
individuo”
Esto
es una verdad como un templo, y aplica tanto en lo social, político, económico,
religioso, como en el ámbito esotérico.
Las
instituciones no cambian, si no cambia el individuo.
Dicho
de otra manera: Las instituciones no mejoran si no mejora el individuo.
O
para que se entienda mejor: Las instituciones empeoran si el individuo empeora
(por encima de las apariencias).
¿Y
mientras tanto que hacemos con la realidad inmediata que se tiene?
Bueno,
así como la naturaleza no da saltos, si no que se autoregula y se hace
autosostenible, de igual manera dialéctica sucede con los grupos humanos.
Incluso
esto se puede apreciar en la física cuántica y en la lógica matemática. Todo
tiende a un equilibrio. A fuerzas antagónicas se oponen fuerzas opuestas para
buscar ese equilibrio. Y para evitar que la entropía se trague al universo, el universo
mismo hace grandes sacrificios para vencerla.
Entonces,
¿Qué hacer?
Entonces,
querido hermano, Ud. Como persona individual (entiéndame) debe empezar
seriamente a cambiar para mejor, a transformar su mundo psicológico, a
despertar en el nivel que le sea posible. Todo esto a través de una verdadera
Obediencia y Fidelidad a la Doctrina. Y así Ud. Hará la diferencia que se
necesita, la diferencia que hace falta.
Si
una gran parte de la hermandad (de cualquier rango, especialmente los “lideres”)
se propusiera seriamente a hacer eso, la sinergia actuaría como una poderosa
fuerza de restauración y corrección, de auto regulación.
De
no ser así, entonces, tal como pasa en el Universo, se requerirá un gran
sacrificio, para un nuevo comenzar.
La
Logia Blanca siempre se la está jugando con las instituciones esotéricas. No
todo está predeterminado. Si fuera tanta la certeza del triunfo, no se hubieran
sacrificado (y desencarnado de mala manera) tantos Maestros y Avataras.
Se
está jugando una partida crucial de ajedrez, entre las fuerzas de la oscuridad
y las fuerzas de la Luz. Alguna vez entenderemos que todos somos fichas en ese
tablero, y que los Dioses hacen lo que pueden con lo que tienen.
No
queda de otra: Ser mejores cada día, vivir (realmente, no solo en apariencias y
en rituales) la Doctrina del Quinto Evangelio.
Y no
olvide, querido hermano que, de una u otra manera, todos estamos siendo
probados.
Un
saludo fraterno (PI) para todos.