Ejercicio 7:
Haz como
en el ejercicio anterior, pero esta vez vas a elegir de entre todas las partes
del cuerpo que entran directamente en el proceso de respiración, una. Esta vez
una sola parte del cuerpo de todas las que hay envueltas en la respiración se
convertirá en el objeto de nuestra atención, en nuestro objeto de
concentración. Ya sea el vientre, o el pecho, o las fosas nasales, etc. Ahora
prestarás atención a todas las sensaciones que se producen en esa limitada
región del cuerpo. Te sorprenderá descubrir que allí existen mas sensaciones de
las que te hubieras podido imaginar. Permanece atendiendo concentradamente esa
región del cuerpo y todas sus sensaciones por el mayor tiempo posible. Para
terminar el ejercicio lleva tu atención al entrecejo por unos minutos.
Ejercicio 8:
Siéntate y
relájate profundamente, luego de haber alcanzado una correcta relajación,
dirige tu mente hacia tu corazón, concéntrate en él. Siente su palpitar,
observa detenidamente su ritmo, percátate del tiempo que él toma entre latido y
latido. Observa la mayor cantidad de detalles sobre tu corazón, pero no pienses
nada sobre él y sus funciones, tan solo obsérvalo detenidamente, escucha sus
latidos plácidamente, adormécete en su sonido y en su ritmo. Permanece en esta
práctica tanto como te sea posible.
Ejercicio 9:
Coloca una
imagen del Cristo crucificado enfrente de ti. Siéntate en
tu postura favorita de meditación. Concéntrate suavemente con los ojos abiertos
y sin pestañear sobre la imagen hasta que las lágrimas caigan por tus mejillas.
Pasa la vista por la cruz, el pecho, la larga cabellera, la hermosa barba, ojos
redondos, y las otras partes de su cuerpo, y la delicada aura espiritual que
emana de su cabeza, y demás. Piensa en el inmenso amor del Cristo que llega
siempre al extremo sacrificio, piensa en los milagros que siempre realiza el Cristo, en ti, en la lejana tierra de los hebreos, y allí
donde el haya encarnado. Piensa en los varios poderes extraordinarios que poseía. Luego
cierra los ojos y trata de visualizar el cuadro. Repite el mismo proceso
mentalmente, una y otra vez.