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viernes, 20 de diciembre de 2013

Meditación 05: Sunyata



Extracto de la Conferencia del Maestro Samael titulada: Sunyata.


Yo experimenté el vacío iluminador en mi mocedad. Apenas tendría algunos dieciocho años cuando pude dar el gran salto, más allá del tiempo y vivenciar Eso que no es del tiempo. Eso que podríamos llamar la ex­periencia del prajña-paramita, el más crudo realismo.
No está demás, enfatizarles a ustedes la noticia de que tal evidencia fuese repetida tres veces. Supe lo que era el sunyata, lo pude vivir.

En el vacío iluminador no existe el dualismo con­ceptual. La maquinaria de la relatividad no funcionaría en el vacío iluminador. La ley de las combinaciones y asociaciones mecánicas, no es posible en el vacío ilumi­nador.

Indubitablemente, la experiencia del vacío ilumi­nador sólo es posible en estado de samadhi, o como se dijera también, en estado de prajña-paramita.

En el vacío iluminador no existen formas de ningu­na especie, podría decirse que allí, uno pasa más allá del universo y de los dioses.

En el. vacío iluminador encontramos la respuesta a aquello de que si todas las cosas se reducen a la uni­dad, ¿a qué se reduce la unidad? Tal respuesta no es po­sible para la mente humana, o por lo menos, para la mente que funciona de acuerdo con la lógica formal. Pero en el vacío iluminador, no es necesaria tal res­puesta, tal respuesta es una realidad patente: si todas las cosas se reducen a la unidad, la unidad también se reduce a todas las cosas.

Entonces, el que penetra en ese estado de mahasa­madhi, dijéramos, vive en todas las cosas, desprovisto de todo y esto de por sí ya es grandioso, sublime e ine­fable.

Sumergirse definitivamente en sunyata es el vacío iluminador definitivo. El vacío iluminador sólo es po­sible mediante el gran salto y a condición definitiva de haber pasado por la aniquilación budhista total. De lo contrario no sirve.

En aquélla época, en mi mocedad, aún no había pa­sado yo por la aniquilación budhista y, obviamente, a medida que me acercaba a la gran realidad, la concien­cia se expandía en forma desmesurada. Es obvio, la situación, no habiendo pasado por la aniquilación budhista, sentí indecible terror, motivo por el cual re­gresé al universo de la relatividad de Einstein.

Repito, tres veces experimenté con el vacío ilumi­nador, y supe en el sunyata, que más allá del vacío hay ¿qué?: eso que se llama talidad. Lo supe con una intui­ción de tipo trascendental. Porque en el terreno de la intuición, dentro del mundo de la intuicionalidad, hay distintos grados de intuición.

Incuestionablemente, el grado intuicional más ele­vado es el de las mentes filosófico-religiosas o filosófico-místicas. Ese tipo de intuición, corresponde al prajña-­paramita.

Esta facultad, pues, me permitió saber acerca del mundo del vacío iluminador y que más allá se encuen­tra la gran realidad...

Lo importante para nosotros es pasar por una su­prema aniquilación, a fin de que la conciencia, con­vertida en bodhisitta y totalmente despierta, pueda dar el gran salto para caer dentro del vacío iluminador. Un paso más y llegamos a la talidad...

Es necesario saber meditar, comprender lo que es la meditación. El objeto de la meditación es muy sim­ple. ¿Qué es lo que queremos nosotros a través de la meditación? Tranquilidad...

Nadie podría tener tranquilidad, meditar y tener su mente en santa paz, si no ha eliminado de su centro intelectual el pensar caduco, extemporáneo. Nadie podría tener paz en su corazón, si no hubiere eliminado de sí mismo, previamente, las emociones negativas y perjudiciales.

Cuando un gnóstico, un arhat gnóstico, trata de meditar, es que busca la tranquilidad. En esos ins­tantes se propone trabajar sobre algún elemento in­humano que haya descubierto en sí mismo mediante la auto-observación. Si descubrió la ira, se dedicará a comprender el agregado psíquico de la ira para disol­verlo todo con al ayuda de su Divina Madre Kundalini, que deberá invocar. Tal vez descubrió que tiene el agre­gado psíquico del odio, entonces, se propondrá desinte­grar tal agregado para que surja en su reemplazo el amor...

Así, poco a poco, llega el instante en que la con­ciencia queda completamente liberada, despierta, lista para dar el gran salto y caer en el vacío iluminador que es la antesala de la gran realidad...

Sunyata es un término budhista muy interesante, nos indica perfectamente la experiencia mística, vívida, del que no sólo ha experimentado el vacío iluminador, sino que ha llegado más allá, mucho más allá, a la talidad, a la gran realidad...

Necesitamos que ustedes aprendan a meditar, en lo más profundo, que sepan meditar.

Cuando uno ha conseguido una verdadera concentración, llega a la verdadera dicha.

Vean ustedes, si yo no hubiera tenido en vida la ex­periencia del vacío iluminador, allá en mi mocedad, no estaría hablándoles ahora en la forma que les estoy ha­blando. Esa experiencia vívida, jamás se borró de mi conciencia ni de mi corazón.



Glosario:
Aniquilación budhista: muerte psicológica, muerte del yo pluralizado. Eliminación del Ego.
Gran Realidad: Dios como globalidad de todos los espíritus. El verbo. El absoluto inmanifestado.
Prajña-paramita: La perfección de la sabiduría.
Sunyata: Vacío, vacuidad, espacio. Más allá del vacío iluminador.
Arahat (Sánscrito).- Se pronuncia y escribe también: Arhat, Arhan, Rahat, etc., “el digno”, literalmente: “que merece honores divinos”. Este era el nombre que se dio primero a los santos jainas y posteriormente a los santos budistas iniciados en los misterios esotéricos. El Arhat es aquel que ha entrado en el mejor y supremo sendero, liberándose así del renacimiento.