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domingo, 2 de febrero de 2014

Meditación 22: Meditación y Sueño. El Subconsciente.

La Meditación y el Sueño

 El Lenguaje Simbólico de los Sufis tiene expresiones maravillosas. Sueño, entre ellos, significa Meditación. Realmente, la Meditación sin sueño daña la Mente. Esto lo sabe todo Verdadero Iniciado. Hay que combinar el sueño con la Meditación. Esto lo saben los Sufis.

? La Meditación sin sueño arruina el cerebro.

  

¿En qué momento se debe practicar la Meditación?

Yo aconsejo a mis discípulos que practiquen la meditación interior en aquellos instantes en que se sienten más predispuestos al sueño. La mejor hora para la meditación es aquella en que sintamos sueño.

Durante la meditación mantened los párpados cerrados.
Que vuestro vehículo físico se adormezca deliciosamente.
La meditación sin sueño destruye el cerebro y daña la mente.
La meditación profunda debidamente combinada con el sueño, conduce al éxtasis, al SHAMADI.


Combinad sueño con meditación en proporciones armoniosas.
Nunca olvidéis la LEY DE LA BALANZA.
Necesitáis realmente de un 50% de sueño y de un 50% de meditación. PRACTICAD LA MEDITACIÓN cuando os sintáis predispuestos al sueño normal.

El panadero que quiere preparar pan, deberá saber combinar las diversas cantidades de agua y harina.
Si pone más agua que harina, no le resultará el pan al panadero
Si pone mucha harina y poco agua tampoco resultara el pan al panadero.

En forma similar es el proceso de la Meditación.
Si ponemos más sueño que meditación, caeremos en la inconsciencia.
Si ponemos más meditación que sueño arruinaremos la mente y el cerebro.

Empero, si sabemos combinar armoniosamente sueño y meditación, lograremos eso que se llama SHAMADI, ÉXTASIS.


Adormézcase profundamente el estudiante. El sueño es el puente que nos permite pasar desde la Meditación al Samadhi.

Quienes pretenden meditar eliminando radicalmente el sueño, se parecen aquél que intenta poner el automóvil en marcha haciendo presión violenta sobre los frenos.


El Subconciente y el Sueño.

La subconsciencia debería ser Conciencia, pero desgraciadamente vivimos tan equivocadamente que una de nuestras dos partes duermen en forma profunda y se denomina subconsciencia.

El subconsciente trabaja especialmente durante el sueño del cuerpo físico; si dicho subconsciente despertara y se tornara todo Conciencia, entonces es claro que viviríamos durante las horas de sueño totalmente despiertos en las dimensiones superiores del espacio.

El ser humano posee además del cuerpo físico, un cuerpo molecular con el cual viaja durante las horas de sueño a muy lejanas distancias; desgraciadamente el subconsciente sólo nos permite experiencias subconscientes, subjetivas, vivencias conocidas como sueños.

Quien quiera tornarse consciente durante el sueño debe volver consciente a su segunda mitad llamada subconsciente.

El Cerebelo y el Cerebro.

Nuestra cabeza es una torre con dos salones, estos dos salones son el cerebro y el cerebelo.

 El cerebelo es el salón del subconsciente. El cerebro es el salón de la conciencia.

La sabiduría de los mundos internos pertenece al mundo del subconsciente, las cosas de nuestro mundo físico, pertenecen al salón de la conciencia.

Cuando la conciencia y el subconsciente se unen, entonces el hombre puede estudiar todas las maravillas de los mundos internos y pasarlas al cerebro físico.

Es urgente que nuestros discípulos unan los dos salones en esta torre maravillosa de nuestra cabeza.

La clave para ello es el ejercicio de retrospección. (Y el sueño durante la meditación. <- Comentario nuestro)

Al despertar después de nuestro sueño, practicaremos un ejercicio retrospectivo para recordar todas aquellas cosas que vimos y oímos, y todos aquellos trabajos que ejecutamos cuando estábamos fuera, lejos del cuerpo físico.

Así es como los dos salones de la conciencia y del subconsciente se unen para darnos la gran iluminación.

La Sabiduría del Subconsciente.

Toda la memoria se halla depositada en el Subconsciente. Muchos Iniciados trabajan en los mundos superiores durante el sueño normal, en forma consciente. Desgraciadamente en el mundo físico ignoran esto porque no tienen buena memoria. Debemos aprender a manejar el SUBCONSCIENTE.

En instantes de estar despertando del sueño ordenemos al Subconsciente así: Subconsciente, infórmame de todo lo que yo vi y escuché fuera del cuerpo físico. Después practicad un ejercicio retrospectivo para recordar todo lo que hicisteis fuera del cuerpo físico. Obligad al SUBCONSCIENTE a trabajar. Dadle órdenes imperativas para obligarlo a informar, practicad éste ejercicio durante el sopor del sueño en instantes de estar despertando. 
   
Si el subconsciente se vuelve consciente, tenemos acceso al conocimiento trascendental de las dimensiones superiores del espacio.

El Subconsciente y el Ego.

El subconsciente es el sepulcro del pasado sobre el cual arde la llama fatua del pensamiento y en donde se gestan los sofismas de distracción; éstos llevan al animal intelectual a la fascinación, y por ende, al sueño de la conciencia.

Lo que está guardado dentro del sepulcro es podredumbre y huesos de muertos, mas la losa sepulcral es muy bonita y sobre ella arde fatalmente la llama del intelecto.

Si queremos disolver el yo, tenemos que destapar el sepulcro subconsciente y exhumar todos los huesos y la podredumbre del pasado. Muy bonito es el sepulcro por fuera, pero por dentro, es inmundo y abominable; necesitamos volvernos sepultureros.

Sólo con la mente quieta y silente, sumergidos en profunda meditación, podremos extraer de entre el sepulcro del subconsciente toda la podredumbre secreta que cargamos dentro. No es nada agradable ver la negra sepultura con todos los huesos y podredumbre del pasado.

Cada defecto escondido huele feo dentro de su sepultura, pero viéndolo resulta fácil quemarlo y reducirlo a cenizas.

El fuego de la comprensión reduce a polvo la podredumbre del pasado. Muchos estudiantes de Psicología, cuando analizan el subconsciente, cometen el error de dividirse entre analizador y analizado, intelecto y subconsciente, sujeto y objeto, perceptor y percibido.

Esos tipos de división son los sofismas de distracción que nos presenta el ego. Estos tipos de división crean antagonismos y luchas entre intelecto y subconsciente, y donde hay luchas y batallas no puede haber quietud y silencio de la mente.

No digamos mi yo tiene envidia, odio, celos, ira, lujuria, etc., mejor es no dividirnos, mejor es decir: yo tengo envidia, odio, celos, ira, lujuria, etc.

Sólo en la quietud y silencio mental podemos extraer de entre la negra sepultura del subconsciente toda la podredumbre del pasado.

Defecto descubierto, defecto muerto. Cuando descubrimos algún defecto, debemos verlo en escena como quien está viendo cine, pero sin juzgar ni condenar.

No es suficiente comprender intelectualmente el defecto descubierto, se hace necesario sumergirnos en profunda meditación interior para atrapar al defecto en los otros niveles de la mente.

La mente tiene muchos niveles y profundidades y mientras no hayamos comprendido un defecto en todos los niveles de la mente, nada habremos hecho y éste continuará existiendo como demonio tentador en el fondo de nuestro propio subconsciente.

Cuando un defecto es íntegramente comprendido en todos los niveles de la mente, entonces, éste se desintegra, al desintegrar y reducir a polvareda cósmica el Yo que lo caracteriza.

Así es como vamos muriendo de instante en instante. Así es como vamos estableciendo dentro de nosotros un centro de conciencia permanente, un centro de gravedad permanente.

El Yo pluralizado es el subconsciente. Cuando disolvemos el Yo, el subconsciente se convierte en consciente.

Necesitamos convertir el subconsciente en consciente y eso sólo es posible logrando la aniquilación del Yo.

Cuando el consciente pasa a ocupar el puesto del subconsciente, adquirimos eso que se llama conciencia continua.

Quien goza de conciencia continua, vive consciente en todo instante, no sólo en el mundo físico sino también en los mundos superiores.


(Hasta aquí texto fidedigno del Maestro Samael)


Comentarios:

Tal como el Maestro expresa, el sueño une los salones del Subconsciente con el Consciente.

Si durante la Meditación conservamos el sueño como un tesoro, pero en la proporción de 50-50 (Es decir sueño y Conciencia de Vigilia en igual cantidad), entramos en el terreno del "ensueño", es decir, la transición entre el sueño normal y el estado de vigilia.

En esa meseta muy corta que existe antes de caer en el abismo de la subconsciencia, el consciente puede hacerse "consciente" del subconsciente.

Es por eso que en la Meditación bien practicada, nos podemos hacer conscientes del ego y sus partes que están dispersas en los distintos niveles ocultos de la mente.

Ahora bien, el lenguaje del subconsciente es el mismo lenguaje del Ego, es simbólico y abstracto.
Ahora podemos entender la importancia de los tres temas: Imaginación, Inspiración e Intuición.

La Divina Madre Kundalini particular, ayuda al iniciado, al estudiante gnóstico, cuando ante el anhelo de comprender tal o cual yo, éste pide su ayuda. Ella entonces "busca" en el subconsciente la información que el esoterista necesita, y le arroja en la pantalla de la mente las imágenes simbólicas que contienen las respuestas que él anda buscando.

A partir de allí, toca al estudiante reconocer, interpretar, e intuir, el hondo significado de esta información. Al final de ese proceso surge pues, la Comprensión.